La "hipocresía" en el fútbol mexicano... y en México sobre la inseguridad
Tiene razón, pero no proponía nada.
Hoy retomó el tema, "Todo lo que el fútbol puede y debe aportar", y propuso que los grupos que han movilizado a la zoociedad mexicana pidan a futbolistas y otros deportistas consagrados sumarse a una campaña mediática por la seguridad.
... buena intención, pero no es la forma.
Los mexicanos en nuestro conjunto somos una zoociedad inmadura, ignorante e inocente, cual bebé en pañales (sabe que le anda, sabe que tiene que hacer algo, pero no sabe ni qué, ni cómo). Y en esa inmadurez recurrimos a acciones simbólicas que quedan sólo en eso (marchas, símbolos blancos o campañas mediáticas).
El sábado, mientras veía el Tigres - Pumas, Blas Pérez se ganaba una amarilla por fingir una falta, apenas se incorporó me saltó a la vista el dichoso moñito blanco en su manga. ¿Cómo puede alguien "sumarse" a esta causa cuando está replicando el mismo tipo de actitudes que generan corrupción, violencia e inseguridad?, me refiero al querer sacar ventaja a base de trampas y engaños.
- ¿Qué tal si los jugadores del fútbol mexicano se sumaran realmente a la causa no engañando a los arbitros, aceptando sus faltas, señalando cuando una falta marcada a su favor no lo era, y denunciando la indisciplina de sus mismos compañeros de equipo?
- ¿Qué tal si los directores técnicos retiraran del campo a sus jugadores que fingen faltas? ¿Y qué tal si sus directivas les impusieran sanciones económicas? ¿Y qué tal si los aficionados los abucheáramos?
- ¿Qué tal si nosotros como aficionados nos olvidamos de la reventa y de la violencia dentro y fuera de los estadios? ¿Qué tal si además denunciamos a los que la generan?
- ¿Y qué tal si esto no fuera sólo por dos jornadas, qué tal si fueran acciones permanentes?
Pero esto no va a pasar, y lo peor es que como zoociedad actuamos igual. Nos sumamos a marchitas y reclamos masivos pero evadimos impuestos, compramos piratería y mercancía de contrabando, fumamos en lugares cerrados, mostramos identificaciones falsas o ajenas para entrar a bares o antros, nos pasamos los rojos y los límites de velocidad, conducimos en estado inconveniente, etc; y cuando nos agarran no aceptamos nuestras faltas y recurrimos a la mordida.
Muchos dirán que las leyes están mal, que son severas, que no solucionan nada, etc. En la editorial de la edición 999 de Expansión, los editores señalan "¿Por qué (y la pregunta le sonará familiar, por manida) los mexicanos en el extranjero triunfan, cumplen la ley y hasta respetan las señales de tráfico? Porque las leyes están mejor hechas, y porque existe Estado de derecho".
Tendrán cierto grado de razón pero no dejan de ser excusas, leyes son leyes. La semana pasada Jorge Villegas (Milenio) escribió sobre cómo exigimos "un país de leyes bien cumplidas y con trato severo a los infractores" pero cometemos el tipo de ilegalidades cotidianas que ya comenté, y termina diciendo:
"Cumplimos las leyes hasta la última coma; o nos resignamos al desorden moral".
Lo siento mexicanas y mexicanos, pero tenemos la inseguridad que nos merecemos, y no creo que en el fondo sea por mala voluntad sino por inconciencia de la trascendencia de nuestras acciones, y en otros casos, valemadrismo.
Yo no soy quién para juzgar a nadie ni decirle qué hacer o no (allá cada quién con su respectivo Dios) pero luego no se estén sólo quejando.
PD Los bombazos en Morelia sólo nos recordaron que no teníamos ninguna libertad que festejar.